Alassan Ka, miembro de la Red de Apoyo a Sin Papeles y vecino de Zaragoza, fue requerido el 29 de mayo por la policía para identificarse, en el marco de lo que puede considerarse una redada racial, en las que la policía sólo pretende detener a personas por su apariencia de extranjeras sin papeles, para proceder a su expulsión masiva.

PEDIMOS EL FIN DE LAS REDADAS RACIALES

Alassan no tenía permiso de residencia y por este motivo fue detenido. La falta de documentación no es un delito, se trata de una mera falta administrativa. De nada sirvieron pedir medidas cautelares y recurrir la sentencia demostrando documentádamente su gran arraigo social en los siete años de convivencia en nuestro país. La sentencia de su traslado a un CIE para su inmediata expulsión fue inflexible.

HOY, MÁS QUE NUNCA, SOMOS PARTE DE SU ARRAIGO

Alassan fue trasladado por orden judicial al Centro de Internamiento para Extranjeros de Aluche: espacio dónde se priva de libertad a personas que no han cometido ningún delito, en lo que podríamos considerar como auténticos secuestros legalizados.

PEDIMOS EL CIERRE INMEDIATO DE LOS C.I.E.S.

Finalmente el jueves 6 de junio, agotada la vía legal, fue expulsado. El gobierno mostró un gran celo en la ejecución, pues había fuerte presencia policial, y en actitud nada amistosa: a un chico le llegaron a tapar la boca, con amenazas de pegarle. Todos viajaron esposados y flanqueados por policías hasta llegar a Senegal. El gobierno no demostró tanto celo en el destino, pues a pesar que había chicos de distintas nacionalidades, todos fueron desembarcados en Senegal. Junto a Alassan fueron también expulsados dos vecinos más de Zaragoza: Mathioro Faye y Mame Thierno Cisse.

PEDIMOS LA PARALIZACIÓN DE LAS EXPULSIONES MASIVAS.

Queremos denunciar que las personas actualmente «sin papeles», es decir, en situación de irregularidad, en el estado español cada vez tienen menos derechos. Su acceso a la sanidad se ha visto recortado y cuestionado desde los decretos que privatizan la sanidad. La hospitalidad hacia las personas migrantes se criminaliza y la presión policial, en forma de redadas arbitrarias y controles guiados por el aspecto físico, cada vez hace más difícil la vida de estas personas: Reconocemos que estos hechos se unen a otros muchos y que la causa de la precariedad en la que vivimos cada vez más gente es común y que, por tanto, la lucha también debe serla.

NI REFORMAS NI RECORTES, DIGNIDAD SIN PASAPORTE

¡AQUÍ NO SOBRA NADIE!

 

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