Es cono­cido el aumento de abuso de poder y de repre­sión por
parte de los Agentes de Autori­dad con motivo o con la excusa de la
cel­e­bración de las Fies­tas del Pilar, iden­ti­fi­ca­ciones
aleato­rias, reg­istros, req­ui­sas, cacheos, agre­sivi­dad policial…
Har­tas de esta situación y tras cono­cer una última actuación poli­cial desde Febrero Fem­i­nista y el Grupo Dere­chos Civiles 15M ZGZ
quer­e­mos denun­ciar otra actuación desmesurada y despro­por­cionada
de la Policía que siem­pre impune por exced­erse en sus fun­ciones, no
cesa en su prác­tica abu­siva hacia las personas.
El pasado fin de sem­ana, durante la cel­e­bración de las Fies­tas
del Pilar 2014, por parte del Cuerpo Nacional de Policía se pro­dujo
otra vio­lación de los dere­chos fun­da­men­tales de las personas.
Hacién­donos eco de los hechos que nos narra la per­sona que vio
vio­lada su intim­i­dad e inte­gri­dad plas­mamos la carta que la misma
ha deci­dido redac­tar para que se denun­cie públi­ca­mente y se
tra­baje en erradicar esta prác­tica habit­ual de la Policía
coin­ci­di­endo con las fies­tas populares.

“El pasado domingo, 5 de
octubre, sobre las 12 de la mañana, en una plaza impor­tante de la
ciu­dad, había un furgón de la policía nacional para “ase­gu­rar
nue­stro bienestar”.
Yo estaba sen­tada en la acera, haciendo un cig­a­rro de liar antes
de seguir mi camino para lle­gar a tra­ba­jar y como tan­tísi­mas otras
veces, la policía, una mujer y un hom­bre, decidió que una chica sola
sen­tada en la acera podía dese­qui­li­brar este bien­es­tar público y
por tanto deci­dieron inter­rum­pir este momento para pedirme el D.N.I y
reg­is­trar mis perte­nen­cias; mi bolso, mi mochila y todos los
posi­ble bol­sil­los que había en mi ropa; sin más motivo aparente que
el ante­rior, estar liando un cigarrito.
Como a la gran may­oría de per­sonas en este país, esto ya forma
parte de nue­stro día a día y por tanto fui cor­dial y atendí todas sus
exi­gen­cias, para no obtener con­se­cuen­cias más neg­a­ti­vas que las
de tener que mostrar a unas per­sonas descono­ci­das mis pertenecías, mi
privacidad.
Mi sor­presa fue después cuando me pidieron “amable­mente” y con
empu­jones que me metiera den­tro de la fur­goneta, me dejaron
encer­rada con una mujer policía. Yo estaba entre asus­tada y
sorprendida.

En ese momento la agente de policía me pidió que me desnudara, le
pre­gunte que porque motivo y me dijo que por posi­ble perte­nen­cia de
sus­tan­cias estu­pe­fa­cientes u obje­tos punzantes.
Yo quería ter­mi­nar con todo eso lo antes posi­ble así que lo hice,
me quede en bra­gas. Llev­aba un moño, me quito el coletero, me soltó el
pelo y empezó a pal­parme la cabeza… me puso con­tra la pared y me
empezó a tocar la vulva, y luego tam­bién por den­tro, en la vagina
ale­gando la supuesta perte­nen­cia de sus­tan­cias estupefacientes.
Todo esto sucedió entre force­jeos de mi aceptación de no poder negarme y mi frus­tración de verme sola ante esta situación.
Solo estuve como unos 5 min­u­tos den­tro de la fur­goneta, pero para
mí fue mucho más que eso. Fue el sen­tir toda la impo­ten­cia de
sen­tir un abuso físico, y de poder por parte de la policía y la
impo­ten­cia ante esto.
Al ter­mi­nar y salir del furgón cogí su número de placa delante de
sus com­pañeros, y dije que iba a denun­ciar, que este abuso no iba a
quedar así y lo único que recibí fue alguna son­risilla que entre
dientes decían lo pobre ingenua que estaba siendo diciendo eso.
Ahora mismo todo esto en manos de mi abo­gado, voy a poner una
denun­cia, aunque segu­ra­mente no sirva para nada, ya que yo estaba
sola y no había más tes­ti­gos que sus pro­pios com­pañeros; y ya
cono­ce­mos como la policía encubre sus propias fechorías.
Este tipo de abuso no es la primera vez que me sucede. La primera vez
opuse resisten­cia y ter­mi­naron agredién­dome físi­ca­mente, por eso
esta vez decidí hac­erlo así.
Se que este tipo de actos poli­ciales pueden suponer muchos daños
emo­cionales para muchas per­sonas por tanto el objeto de mi escrito es
poner en conocimiento que este tipo de cosas están suce­di­endo y que
así todo el mundo gra­cias a lo que supongo que vosotros escribiréis
sepa reac­cionar ante estos hechos; y ya no solo reac­cionar ante estos
hechos si no como afrontar­los emocionalmente.”

Una vez más recibi­mos una denun­cia que refleja una reten­ción
aleato­ria con un pos­te­rior reg­istro injus­ti­fi­cado que acaba en
una con­se­cuen­cia total­mente desmesurada y que con­sti­tuye vio­lar
los dere­chos fun­da­men­tales de las personas.
Así mismo y sigu­iendo el hilo de la carta, quer­e­mos reivin­dicar
que el abuso de poder de la policía, sus téc­ni­cas de repre­sión y su
trato degradante cau­san con­se­cuen­cias neg­a­ti­vas en nues­tra
per­sona, el sufrir veja­ciones merma nues­tra autoes­tima y reprime
nues­tra libertad.
Sufrir una reten­ción en la vía pública de man­era ines­per­ada, un
reg­istro en público y un cacheo inte­gral puede causarnos trau­mas que
si no son aten­di­dos, trata­dos, per­du­ran en el tiempo y aca­ban
coac­cio­nando nues­tra forma de ser.
Según doc­t­rina del Tri­bunal Con­sti­tu­cional un cacheo ínte­gro
injus­ti­fi­cado vul­nera el dere­cho a la intim­i­dad, ya que según el
mismo es nece­sario pon­derar ade­cuada­mente, y de forma equi­li­brada,
de una parte, la gravedad de la intro­misión que com­porta en la
intim­i­dad per­sonal el cacheo ínte­gro y, de otra parte, si la medida
es impre­scindible para ase­gu­rar la defensa del interés público que se
pre­tende proteger.
El cacheo ínte­gro puede afec­tar a los dere­chos fun­da­men­tales de la dig­nidad, la inte­gri­dad física (art. 15 CE), la intim­i­dad per­sonal (art. 18 CE), la lib­er­tad deam­bu­la­to­ria (art. 19 CE) y al dere­cho a no declarar con­tra sí misma (art. 24.2 CE) de la per­sona que se ve sometida a ésta práctica.
Al tratarse de medi­das restric­ti­vas de los dere­chos
fun­da­men­tales, su lic­i­tud y por tanto su validez pro­ba­to­ria en
el seno del pro­ceso depen­derán del respeto al prin­ci­pio de
pro­por­cional­i­dad tanto a la hora de adop­tar las medi­das como a la
hora de eje­cu­tar­las. Es más, la falta de obser­van­cia de los
req­ui­si­tos jurispru­den­cial­mente estable­ci­dos (dada la falta de
reg­u­lación legal exis­tente) deter­mi­naría la inefi­ca­cia proce­sal
de las prue­bas obtenidas y, además, la posi­bil­i­dad de incur­rir en
alguno de los tipos descritos en el Código Penal.
Las her­ramien­tas que uti­lizan los Agentes de Autori­dad, como los
tratos cru­eles, violan nue­stros dere­chos fun­da­men­tales con
facil­i­dad, pues las mis­mas ata­can direc­ta­mente a nues­tra
lib­er­tad, inte­gri­dad y dignidad.
Los tratos cru­eles y degradantes deben ser denun­ci­a­dos por las
per­sonas que se han visto afec­tadas y deben ser apoy­adas por el
resto, mecan­is­mos como el descono­cido Pro­to­colo de Estam­bul, son
ejem­p­los de her­ramien­tas que debe­mos de usar para detec­tar y
recono­cer sín­tomas pos­traumáti­cos que nos pueden pro­ducir estos
tipos de actos, y así inten­tar crear con­scien­cia de la gravedad que
supone una actuación poli­cial como ésta.
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