Siguiendo con la denuncia de la expulsión de Alassan Ka, difundimos un escrito de la Red de Apoyo a Sin Papeles en el que cuenta nuevos detalles de la arbitraria expulsión de esta persona, de la aberración que supone la existencia de los CIEs, así como las historias de otras personas, también de Zaragoza, que volaron en el mismo avión con sus sueños de una vida feliz cortados.  Muchos nombres podrían llenar esos puntos suspensivos del titular, Alassan, Mathioro, Mame…

¡¡UNA VEZ MAS!!
Alassan Ka, miembro de la Red de Apoyo a Sin Papeles de Aragón, fue detenido el pasado 29 de mayo mientras iba paseando por un parque de Zaragoza. Cuando la policía le detuvo, en lo que podíamos denominar como redada racial, Alassan tenía una orden de expulsión recurrida. Pero la nueva ley de Gallardón de tasas judiciales paralizó el recurso hasta que no se pagara o se solicitara la justicia gratuita. Cuandole llegó el aviso él ya estaba en el calabozo. 
Un avión había sido fletado desde el Ministerio del Interior para llevar a cabo, una vez más, la expulsión de forma masiva de varias decenas de personas que como Alassan carecen de documentación.  La falta de documentación no es un delito, se trata de una falta administrativa similar a la de una falta de tráfico. Sin embargo, bajo la actual ley de Extranjeria, el no tener documentos en regla suele ser sancionado con una multa cuantiosa o la expulsión del país y la prohibición de la vuelta por un período de cinco años.  Queremos alzar la voz ante un hecho de injusticia y vergüenza, y que además nos duele. 

Durante los años en los que el crecimiento económico del estado español ha necesitado de mano de obra barata, se ha jugado con las fronteras para que las personas migrantes pudieran entrar. En el momento  actual, viviendo en una crisis generada por los mismos que nos sumergieron en una dinámica de crecimiento compulsivo e insostenible, las puertas se cierran y se expulsa a quienes “sobran”. Estamos hablando de personas, con sueños y deseos, no de mercancía. Los mismos sueños y deseos compartidos con tanta gente de nuestro país de querer solucionar su situación de precariedad y desempleo, migrando a otros países. Muchos de estos españoles en sus trayectorias migrantes, pasarán por procesos largos de regularización y de situaciones administrativas penalizables, sin poder llegar a cumplir todos los requisitos que hoy en día el mundo globalizado y sus fronteras, exigen para las personas en movimiento, que cada vez son más, de aqui y de alli.  
Alassan pasó una semana encerrado en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche (Madrid), un espacio de carácter no penitenciario, que en la realidad es una cárcel, custodiada por la policía, para personas que no han cometido ningún delito. En numerosas ocasiones se han denunciado casos de violación de derechos humanos dentro de los CIE´s (torturas, vejaciones, insalubridad o falta de asistencia sanitaria). Finalmente el jueves 6 de junio, agotada la vía legal, fue expulsado junto a otros 22 compatriotas senegaleses y otros tantos malienses. Y especialmente junto a otros dos senegaleses vecinos de Zaragoza: Mathioro y Mame. En pleno momento de urgente reducción del gasto público, es vergonzoso que nuestros impuestos en vez de ir a colegios y hospitales, vayan a centros de reclusión de gente cuyo delito es migrar, y para fletar aviones a los países de origen con varios policías por cada migrante. 
Alassan es una persona excelente. El padre de Alassan preguntaba qué había hecho mal su hijo, y no entendía nada. Su madre estaba contenta, pues podía volver a abrazar a su hijo. Alassan es joven y fuerte, y seguirá buscándose la vida y luchando por sus sueños; pero nuestra sociedad, hoy es un poco más pobre y bastante más injusta. Las movilizaciones por la falta de derechos se suceden cada día con más fuerza de forma global. Ha llegado el momento de que nos escuchemos y tomemos conciencia de que somos el 99% y que necesitamos establecer vínculos entre luchas y pueblos.
Alassan era una persona comprometida, implicada de forma activa en procesos de transformación social. Su expulsión nos ha cortado la respiración. Ahora cogemos de nuevo aire para continuar luchando contra las políticas migratorias, alentados por las palabras que Alassan nos susurró desde el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE), y que ahora resuenan fuertes:
«Tenéis que seguir con la lucha para que cierren los CIE´s
porque son una vergüenza. Las personas tenemos la libertad
de estar donde queramos. Nos obligan a marcharnos y eso no
es justo. Os quiero mucho»
¡AQUÍ NO SOBRA NADIE!
¡CIERRE DE LOS CIE´s YA!
NI REFORMAS,NI RECORTES
DIGNIDAD SIN PASAPORTES
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