Hacemos pública la denuncia de una persona a la que la Policía le arrebató el móvil y le impidió su uso durante un fin de semana, en una actuación extraña y en la que se puede deducir el afán de las Fuerzas de Seguridad del Estado por actuar de forma impune sin que nadie pueda limitar su forma de actuar. Lo cuenta muy bien ella misma, a continuación; todavía estaba vigente el estado de alarma. Apoyamos a la persona que contactó con DDCC y que nos explica lo sucedido para dejar constancia de estos hechos y que publicamos en nuestro intento por impedir que estas actuaciones, por grandes o pequeñas que puedan ser, no pasen desapercibidas y muestren la realidad del problema de los abusos policiales.
Recordamos lo ya dicho en otras ocasiones sobre la toma de imágenes de la policía:
«Puedes fotografiar o grabar a la Policía. PERO no
puedes “difundir las fotos o videos para cometer algún acto delictivo contra los funcionarios policiales o sus instalaciones, ni con intención de denigrarlos. No puedes poner en peligro su integridad ni afectar su derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. Si un policía cree que no está justificado que hayas tomado esas imágenes, puede “filiarte” (anotar tus datos) e informarte de que te denunciará judicialmente si empleas esas fotos vulnerando los derechos de los policías.»
El pasado 29 de mayo sobre las 19h presencié una secuencia de abuso policial en mi comunidad. Asustada por la presencia de policía nacional y ante los gritos de una mujer racializada pidiendo ayuda porque la policía retenía a su madre en el interior de un edificio, me dispuse a grabar lo que estaba sucediendo ejerciendo así el derecho a registrar los hechos como testigo de una situación en mi vecindad.
Después de haber sido reducida, finalmente se llevan detenida a la mujer que estaba en el interior del edificio y tras grabar este momento, la policía interviene identificándome, requisándome el teléfono para llevarlo a un supuesto proceso judicial y llevándoselo sin darme sus identificaciones.
Ante un contexto como el que vivimos, bajo el estado de alarma que ha fomentado un considerable aumento de la presencia policial en las calles, parece que la impunidad de sus actos va también en aumento y cualquier signo de defensa ante ellos, es suficiente para que el aparato represor quiera instaurar el miedo. Que la intimidación y abuso de autoridad ante estas situaciones no influya en nuestras acciones ya que es nuestra responsabilidad responder y apoyar a nuestra comunidad ante situaciones de abuso por parte de la policía.
Tanto la ley de extranjería como la ley mordaza, fomentan la legitimidad de la policía para ejercer violencia racista. Repensemos como se está configurando esta supuesta nueva normalidad y actuemos colectivamente ante el racismo institucional y la violencia que genera.
Que la indignación y la rabia que nos provoca el extremo de la violencia policial en otros países del mundo, nos haga abrir los ojos para responder ante lo que ocurre aquí, en nuestro barrios.
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