Hoy nos llega la carta de la madre de un preso privado de libertad, cumpliendo condena, en el Centro Penitenciario de Zuera, Zaragoza.

En la carta la madre relata unos hechos que, al margen de toda valoración subjetiva que se pueda hacer, nos dan ciertos datos objetivos realmente escalofriantes.

La madre denuncia que su hijo ha sufrido lesiones graves en el Centro Penitenciario y que la integridad física de su hijo está corriendo peligro sin que ningún médico haya ido, hasta este momento, a asistirle, incluso después de haber puesto estos hechos en conocimiento del Juzgado de Guardia. Otro hecho objetivo que encontramos en la denuncia es, y que nos deja en la absoluta indefensión ante esta situación, es la negativa del Centro Penitenciario para que el interno comunicara con la abogada que quiso ir a visitarle; la razón: “están suspendidas las visitas con las personas presas durante el Estado de Alarma, salvo urgencias”; la urgencia tiene que ser valorada por la Dirección, previamente a conceder el permiso para entrar. A todo ello, hay que añadirle que el preso denuncia que las lesiones que ha sufrido son consecuencia de haber recibido golpes por parte de ciertos funcionarios, lo que agrava todavía más la situación y nos recuerda a la famosa cifra negra que tanto se empeñan en mantener.

Si, por regla general, existen ya muchas dificultades para denunciar los malos tratos que se producen en centros de internamiento, en un Estado de Alarma parece ser nula la posibilidad de denunciar así como evitar que el mal vaya a más. Es por ello, por lo que venimos reclamando que, también en un Estado de Alarma, debe ser prioritario el respeto de los Derechos Humanos a la población civil. Debería ser para el Ministerio del Interior una prioridad asegurar que, durante el Estado de Alarma, ningún funcionario público va a poder abusar de su cargo, pues ante limitaciones tan esenciales como lo es, nuestra propia libertad deambulatoria, se debe reforzar esa vigilancia para que no exista ningún solo acto que aproveche tal situación para abusar del poder que ahora se puede ejercer sin que existan ojos que lo puedan ver. El respeto de los Derechos Humanos es tan fundamental como el respeto a la Salud Pública de la población unos sin otra no son nada y todo acaba siendo más papel mojado.

Desde que se declaró el Estado de Alarma, numerosas Organizaciones en defensa de los Derechos Humanos hemos reclamado medidas para asegurar tanto el Derecho a la Salud como a la integridad física y moral de las personas que se encuentran privadas de libertad y hasta el momento no se han atendido ninguna de las peticiones.

Reclamamos una vez más un Estado de Alarma con Derechos para todas las personas por igual.

#EstadoDeAlarmaConDerechos

CARTA

Redacto este escrito para denunciar públicamente la situación de vulnerabilidad que están viviendo los presos de la cárcel de Zuera. En la que se encuentra actualmente mi hijo.

Comenzaré contando los hechos que me llevan a recurrir a este método para hacer visible la situación de mi hijo y que quede constancia de ello. Aunque estoy segura que muchos más presos se encuentran en situaciones similares de vulnerabilidad.

«El día 20 de marzo recibo una llamada de mi hijo en la que me cuenta que ha sido víctima de una brutal paliza entre siete funcionarios, de la cual le han quedado lesiones y me pide, por favor, que denuncie esta situación.

En esta llamada mi hijo me cuenta que todo comienza el día 18 de marzo a las 14:00h, cuando los funcionarios del módulo 1 piden a todos los presos que regresen a sus celdas debido al Estado de Alarma. Que mi hijo sube a su celda como habían ordenado. Varios presos organizan una reyerta en contra de los mandatos de los funcionarios, en la cual mi hijo no participa. Cuando está en su celda, un funcionario entra y comienza a meterse con él y a empujarle. Ante esta situación, el interno solicita al funcionario su número de placa, a lo cual éste le contesta “si espera un momento que ahora te la voy a dar”. El funcionario abandona la celda y a los 5 minutos regresa, acompañado de otros 6 funcionarios, entre ellos un jefe de servicios. Entre todos comenzaron a pegarle y entre golpes le decían “toma esta es tu placa de identificación, aquí la tienes”.

Las lesiones de esta brutal agresión de medidas desproporcionadas, son los dos ojos hinchados, pómulos hinchados, mano muy hinchada, con un dedo lo más seguro fracturado y un fuerte dolor de costillas. Después de esto se lo llevan directamente a celdas de aislamiento.

El día 20, unos funcionarios se dirigen a la celda de aislamiento en la que se encuentra el interno, sin motivo ninguno, y le invitan a salir de allí. Ya que, probablemente, después de revisar cámaras, se dan cuenta de que él no tiene nada que ver con la reyerta, que no hay manera de inculparle, ni motivos suficientes para mantenerlo en aislamiento. Las palabras del funcionario hacia el interno fueron: “Mira es al único que vamos a sacar, a ti”, a lo que éste responde “Claro, pero la paliza ya me la he llevado”, a lo cual un funcionario le contesta “Cállate y no hables, porque como sigas hablando te vamos a matar”.

A raíz de esto, el interno se encuentra con muchísimos dolores, debidos a las lesiones arriba indicadas. Pide que le mire un médico, debido a sus dolores, el médico se niega. A los dos días lo termina mirando el médico, a razón de redactar un parte, en este parte pone que las lesiones son leves. El interno pide por favor que se le mire bien la mano porque está con muchísimos dolores, a lo que el médico contesta “Mira me tienes hasta los cojones, vete ahora mismo al módulo porque si no volverás a recibir”. El interno sigue con dolores en la mano actualmente.

Cuando yo recibo la llamada de mi hijo el día 20, como antes ya he mencionado, llamo a su abogada , la cual después de contarle los hechos acontecidos, subió a la prisión solicitando una visita a su cliente para comprobar su estado, redactar la conveniente denuncia e indicarle los pasos a seguir después de lo ocurrido. Salieron 4 funcionarios a atenderla… le denegaron esta visita debido al Estado de Alarma. La solución que le dieron fue que mandase un fax a la prisión solicitando una visita al interno. La abogada mandó el fax, a día de hoy aún está esperando la respuesta. Claramente, los funcionarios evitaron que se pudiesen corroborar los hechos, al no permitir a la abogada comprobar las lesiones de su cliente. Dado que pasando unos días, la inflamación y las lesiones no tendrían la misma intensidad.

Yo, como madre, llamé a la cárcel y hable con la directora del centro, la única respuesta que recibí es que ella no tenía constancia de los hechos. También me dirigí al juzgado de guardia a presentar la conveniente denuncia. Todavía a mi hijo no le ha visitado ningún forense desde el acontecimiento de los hechos.

La cosa no se queda aquí, desde el día que tuvo lugar la agresión, los mismos funcionarios, de los que aún no tenemos constancia de sus números de placa, están intimidando al interno a través de miradas, órdenes de que se esté quieto y no se mueva, por lo cual mi hijo está totalmente cohibido y tiene muchísimo miedo.

El interno presentó una denuncia al juzgado de guardia con los hechos ocurridos y pidió un habeas corpus, por lo cual ya debía de haberle visitado el juez. No tenemos constancia de que esa denuncia haya salido del centro penitenciario. También solicitó la revisión de su persona por un médico forense, el juzgado aún no ha recibido este escrito. He llamado varias veces al juzgado para corroborarlo.

Los funcionarios dijeron al interno que denunciara todo lo que quisiera, que ellos tenían órdenes de la directora del Centro Penitenciario de Zuera de que tiraran a matar a los presos.

Como madre tengo miedo de que a mi hijo le pase cualquier cosa ahí adentro, sabemos que en Zuera ya ha habido muertes de internos bastante sospechosas. También sabemos que los funcionarios se cubren entre ellos. Ahora no hay visitas, nadie puede comprobar el estado de salud de los presos.

En el Estado de Alarma, se ha olvidado al colectivo de los presos, entendemos que estamos en una situación difícil y que hay que tomar medidas drásticas. Pero por favor vamos a respetar un mínimo los derechos humanos. Ahora los presos no tienen la asistencia médica necesaria para el coronavirus, deberían tenerlos un poquito más en cuenta y pensar que son seres humanos igual que todos. Que si han hecho cosas mal ya las están pagando. Pero en ningún momento debe permitirse la violación de derechos humanos fundamentales.

Pido máxima difusión y que, si hay personas con situaciones parecidas, las denuncien también públicamente ya que la unión hace la fuerza.

Gracias por su tiempo.

Un saludo.

Pdt: El interno ha decidido mantenerse en el anonimato, por miedo a futuras represarias.»

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