Los pasados 23 y
24 de Noviembre tuvieron lugar en Zaragoza, las Jornadas contra el Encierro, en
el 20 aniversario de la Asociación de Seguimiento y Apoyo a Presxs en
Aragón (ASAPA). Fueron organizadas por esta
misma organización y la Coordinadora por la Prevención de la Tortura.
Si te las perdiste, ahí va nuestra valoración y resumen…
jornadas muy intensas de charla y reflexión.
En cuatro mesas redondas con ponentes de distintas organizaciones y
lugares del Estado se pasó revista a esta parte del Estado de la que casi nadie
se acuerda, pero en la que las contradicciones del sistema político en el que
vivimos fueron descritas con todo detalle.
instituciones en las que los derechos de las personas nunca han sido lo
importante y en la que el Estado se despoja de cualquier cara amable para
mostrarse como un instrumento muy potente para causar daño y sufrimiento sobre
las personas.
muchas de las cuestiones que forman parte de las crónicas de juzgados tan
abundantes en los mass-media, vistas desde una perspectiva crítica y, a la vez,
realista, sin concesiones a la demagogia o al morbo mediático al que tanto nos
acostumbran esos medios. Así supimos de
lo que se habla cuando se reivindica el
cumplimiento íntegro de las penas y como, este planteamiento se va a ver acentuado
con el nuevo Código Penal y la implantación
de la prisión permanente revisable o de la custodia de seguridad.
También supimos
la falta de rigor con la que el Ministerio de Justicia, Interior y el Estado en
general manejan las denuncias de tortura por parte de personas encarceladas o
detenidas y supimos la especial dejadez que en este aspecto muestran aquí
cerca, en las cárceles de Zuera o Daroca en donde sistemáticamente se archivan
todas las denuncias contra funcionarios de prisiones.
Otros tema menos
conocidos, pero de gran importancia, fue el de la justicia restaurativa y la
mediación penal como alternativa a la simple justicia punitiva. Supimos que, en realidad, tal y como se
plantea el proceso penal en España, la víctima queda marginada del mismo sin
poder liberar su dolor interior, su sufrimiento. Se ataca al delincuente con penas y castigos
que no tienen en cuenta la situación de la víctima como persona ofendida y que
merece ser escuchada y atendida con una reparación individualizada, en la que
ella misma tenga algo que decir sobre como hay que sancionar y castigar al
infractor.
Muchos más datos
se expusieron que, en gran parte, servían para demostrar la necesidad del
planteamiento de la primera de las charlas, impartida por César Manzanos,
miembro de Salhaketa en Araba: “Abolir el actual sistema penal para garantizar
el derecho a la seguridad”.
Pobreza
encarcelada, conflictos sociales no resueltos, un estado penal incapaz de
satisfacer las necesidades de las personas, falta de respeto a las víctimas,
negación estatal de la tortura y los malos tratos, fracaso del sistema penal. Son realidades que quedaron claras en las
jornadas y que muestran la necesidad de un esfuerzo por reivindicar los
derechos de las personas en su máxima expresión y en todos los ámbitos. También, la desigualdad como causa de la
inseguridad que no se combate con más cárcel ni con más represión y que abre el
campo a la iniciativa de la sociedad para mostrarse firme en la defensa de esos
derechos, superando las normas de una legalidad impuesta por medio de la
desobediencia civil.
Desde el Grupo
por los Derechos Civiles podemos decir que las Jornadas mostraron que existe un
campo de trabajo muy amplio a la hora de trabajar por los derechos de las
personas y que va más allá de las cuestiones legislativas o jurídicas a las que
hay que hacer frente. Todo un modelo de
sociedad está en juego con esta política de recortes permanentes en todo, en la
que se quiere condenar a las personas a la incertidumbre, la resignación y el
sufrimiento. Tenemos que reafirmarnos en
la lucha por la dignidad de las personas, por el derecho a la felicidad
individual y colectiva, a la satisfacción de las necesidades de todas las
personas como mejor forma de prevenir la injusticia.
Agradecer a
ASAPA, la realización de estas Jornadas y por poner en el punto de mira, como
decíamos, esa parte del Estado de la que se habla muy poco, pero en la que con
más profundidad se aprecia la enfermedad de nuestra democracia.
Más información
en www.prevenciontortura.org