Grupo Derechos Civiles 15M Zaragoza, 27-02-2017
Heraldo de Aragón, 20 de febrero de 2017: “El ‘rastro de las tinieblas’ que nadie quiere ver se hace fuerte. El mercadillo ilegal de los sábados en la Expo es cada vez más largo y conflictivo mientras el Ayuntamiento mira para otro lado”.
En Zaragoza hay pobreza. En Zaragoza hay muchas personas pobres; pobres que acuden a un comedor social y se las tienen que ver con la policía; pobres que piden respeto y se encuentran con multas de 200 euros por pisar la calzada; pobres que salen a la calle arriesgándose a ser identificados y multados por el color de su piel; pobres que sufren abusos verbales y físicos de parte de autoridades uniformadas; pobres que hacen lo que sea, lo que pueden (y deben) por llegar a fin de mes y al final del día; incluso pobres que se organizan y tratan de denunciar tanta y tan vergonzosa injusticia. También hay pobres que delinquen, por supuesto. Entre otras razones, los hay porque existe un código penal cuya función principal es esa: que quienes delinquen sean los pobres. Muchas clases diferentes de pobres, tantas como personas. A veces, lo único que tienen en común esos pobres es que son (somos) pobres.
En Zaragoza hay unos cuantos ricos, propietarios de las tierras, los edificios, la información y los recursos más básicos para la supervivencia de la gente; ricos que firman acuerdos millonarios entre ellos; ricos que hacen negocios de ricos con las necesidades de los pobres; ricos que se permiten avisarnos de cuáles son los presuntos peligros que nos acechan. A menudo, lo único que diferencia a esos ricos entre ellos es un par de cifras en los balances de sus empresas o en sus cuentas bancarias. Entre todas las cosas que esos ricos tienen en común, una muy importante es ese mismo código penal que existe para que quienes delinquen sean los pobres.
En Zaragoza, como en todas las ciudades, algunos viven como reyes y otros viven un infierno. Como en todas las ciudades, los primeros recogen los beneficios de grandes crímenes legales e ilegales, mientras los segundos son perseguidos al grito de “¡delincuentes!”, criminalizados, vejados y deshumanizados, antes y más allá de la ley.
El Grupo Derechos Civiles 15M Zaragoza es un espacio asambleario y apartidista, completamente independiente de coyunturas políticas y manipulaciones mediáticas, que trabaja para denunciar la violencia ejercida desde las instituciones del estado (sobretodo la que afecta a quienes tratan de reivindicar legítimamente sus derechos fundamentales y los de todas las personas) y prestar apoyo jurídico y social a las víctimas de esa violencia. De ahí que nuestro conocimiento sobre lo que ocurre en el “Rastro de la Expo” se limite a los abusos policiales, incluyendo persecuciones por el barrio de la Almozara, detenciones, entradas y registros en autobuses de línea, requisas fraudulentas de mercancía que no registran todos los productos incautados o denuncias en las que se falsea la dirección de los hechos. Todo eso y mucho más nos ha sido relatado por muchas de las víctimas.
Y como nuestro trabajo es ese, un trabajo militante como colectivo de defensa de los derechos humanos, que no cobra un duro de ningún ayuntamiento ni de la familia Yarza ni de ningún banco, hablamos de lo que conocemos. Como a cualquier ser humano que aspire a ser digno de llamarse “humano”, nos da rabia y asco saber que cada chanchullo de los ricos en la Expo, en PlaZa, en cualquier ladrillazo o cualquier privatización, equivale al daño producido por cientos o miles de “delitos” cometidos por la gente pobre. Y esa rabia y ese asco estallan cuando vemos cómo un medio de comunicación (entre tantos otros) utiliza una escena triste, un síntoma de la injusticia que gobierna, una foto de la miseria que esta sociedad produce, demonizando a sus protagonistas como si se tratase del “mayor problema” que vivimos o del “mayor peligro que nos acecha”.
Por eso, aprovechando la artística foto con la que Heraldo de Aragón acompaña a otra de sus noticias (25-02-2017: “La Policía Local refuerza el control de la venta ilegal en la explanada del rastro tras las críticas”), proponemos un “juego participativo” muy divertido.
Se trata de copiar y pegar tres citas, para luego darles la vuelta y jugar al “mundo al revés”. A ver cuál de ellas es más verosímil. Empezamos nosotras:
Primera del “derecho”:
“Remontamos y descendimos algunos ríos, corrientes de muerte en vida, cuyos bordes se pudrían en el cieno y cuyas aguas, espesadas por el limo, invadían los manglares contorsionados que parecían retorcerse hacia nosotros en el extremo de su impotente desesperación” (Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, 1902).
Primera del revés:
Remontamos y descendimos el río Ebro en el Ebrobús, recordando la muerte de las huertas, entre dragados y monstruos de hormigón, sobre aguas espesadas por millones de euros de deuda pública, por un meandro retorcido de vergüenza en el extremo más glorioso de la especulación.
Segunda del “derecho”:
“Hay un lugar en Zaragoza, a las afueras, a donde cada sábado peregrinan más de un centenar de vendedores ilegales, gente sin recursos, delincuentes, personas sin hogar, compradores ocasionales, clanes de ladrones… Es el mercadillo ilegal del parquin sur de la Expo, un gran bazar entre tinieblas que discurre al margen de la ley” (Heraldo de Aragón, 20-02-2017).
Segunda del revés:
Hay un lugar en Zaragoza, o más de uno, donde se reúnen los empresarios a hacer sus cosas, legales e ilegales, contratas y subcontratas, convenios y subvenciones, despidos, recortes de salarios, precariedad… Es el mercadillo político-empresarial, ese gran bazar entre las tinieblas de manipulación que nadie reparte tan bien como El Heraldo.
Tercera del derecho:
“Cierto día de febrero vimos aproximarse un avión fascista. Como de costumbre, una ametralladora estaba emplazada al descubierto, con el cañón hacia arriba; nos echamos de espaldas para apuntar mejor. No valía la pena bombardear nuestras posiciones aisladas y, por lo general, los pocos aeroplanos fascistas que pasaban por allí hacían un rodeo para evitar el fuego de la ametralladora. Esta vez el avión voló por encima de nosotros, demasiado alto como para que valiera la pena abrir fuego, y dejó caer no bombas; sino unos objetos blancos brillantes que giraban y giraban en el aire. Unos pocos cayeron en la posición. Eran ejemplares de un periódico fascista, el Heraldo de Aragón, que anunciaba la caída de Málaga” (George Orwell, Homenaje a Cataluña, 1938).
Tercera del revés:
Esta se la dejamos a quien quiera jugar.
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