En estas semanas de emergencia y excepción, quienes formamos parte del Grupo DerechosCiviles15mZaragoza queremos compartir un abrazo y reconocer las luchas de tantas compañeras y compañeros por una vida digna y con derechos reales para todas las personas. Luchas que llevan décadas recordándonos que no hay paz sin justicia social, que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más presos (en cárceles, CIEs, trabajos esclavos, campos de refugiados, infraviviendas, albergues, portales y tantas otras intemperies), que la pobreza existe porque existe la riqueza depredadora, que su ansia no tiene límite y ataca todos los recursos públicos, comunes, comunitarios y colectivos, hasta nuestros sentimientos y razonamientos, hasta el último rincón de la vida.
La lucha debe seguir hoy, pese al confinamiento, más que nunca. Cuando volvamos a salir a la calle lo haremos en condiciones aun más duras para la mayoría. DDCC15mZgz nació hace 8 años para apoyar a quienes sufrían la represión durante las protestas. Muchas personas detenidas, multadas y golpeadas entonces no estaban “preparadas” (si es que eso es posible) para recibir tales abusos por reclamar lo que es justo. Protestaban contra la mayor transferencia de riqueza de pobres a ricos que ha visto nuestra historia moderna, y las consecuencias de ese saqueo vinieron para quedarse. Se gritaba “no somos mercancía en manos de empresarios y banqueros”. La respuesta, además de una lista de cambios legales para aumentar la represión, fue: “sí lo sois y vais a seguir siéndolo”.
En una situación como la actual, ese saqueo y sus políticas antisociales quedan en evidencia. Ya no hay excusa, demagogia ni manipulación que valga. Plataformas y colectivos contra la privatización de la sanidad, en Aragón y en todas partes, llevan décadas explicándonos que, en manos de empresas y bancos, la vida es menos segura y las muertes evitables son menos evitables. Que las políticas de privatización de centros de salud, hospitales y atención socio-sanitaria son criminales. Que la privatización mata todos los días y que lo hace con la excusa de una estafa disfrazada de crisis.
Además, ninguna situación de emergencia justifica ni justificará nunca que se ignoren los derechos inalienables de todos y todas en la forma que establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Debemos estar más atentos que nunca en estos momentos de “excepcionalidad”. Como siempre, lxs nadies son los que pagan.
Pues bien: si entonces la crisis sirvió de disfraz, ahora puede servir de excusa perfecta para otro empujón criminal, otra trasfusión mil-millonaria de riqueza y poder, al grito de “este virus lo pararemos unidos”. El virus no entiende de discriminaciones, pero este sistema racista, clasista y machista sí.
Aun en estos días, se habla de “todos”, se ejerce y tolera el más aberrante de los maltratos a quienes no tienen nada – temporeros migrantes, personas presas con y sin papeles, víctimas del sinhogarismo, etc. Pararemos el virus, sí, pero también habrá que parar la sed de sangre de un sistema que mata por dinero. Quien no comprendía los motivos de las protestas entonces, quizá pueda tomarse un tiempo ahora para comprenderlos. Ojalá pueda, porque de eso dependerá la justicia que necesita nuestra sociedad, nuestras comunidades y nuestra vida.
En solidaridad con todas y todos los que luchan. Y con los miles que se van a sumar a esa lucha.