Han pasado 10 años desde aquel 2012, en el que tras un año de 15M empezaron a brotar las denuncias y los casos de represión para frenar aquella oleada de indignación. Entonces, un grupo de personas en Zaragoza nos unimos para trabajar juntas de forma autónoma e independiente, denunciando, acompañando y facilitando herramientas para luchar por la justicia social. Y esta claro, sin vosotras, esto no tiene sentido. Por eso os queremos invitar a celebrar con nosotras este aniversario, con actividades los días 15,16 y 17 de Diciembre.

En realidad, sólo es una oportunidad más para vernos, hablar y pasar buenos ratos. Hablaremos de nuestras cosas… represión, abusos policiales, multas, mordazas, vidas perdidas, denuncias, libertades negadas, derechos no ejercidos, desigualdades mortales… Intentaremos no decir lo de siempre o, aunque nos repitamos, decir también algo nuevo, en medio de tanto pesimismo.

Jueves 15, 18:00h en el CSC Luis Buñuel – Taller «Monitoreo de vulneraciones de derechos humanos en contexto de protesta»

Las compañeras de Defender a quien defiende vendrán a impartir un taller de formación específica en la observación de derechos humanos y protocolos de actuación en contextos de conflictividad social.

La primera edición de este taller fue realizada en Barcelona, para monitorizar a pie de calle las vulneraciones de derechos humanos que pudieran producirse durante las movilizaciones de 2017, ya fueran concentraciones, manifestaciones o acciones populares de desobediencia civil. Tras su éxito, se ha replicado en diferentes ciudades: Madrid, Valencia, Granada,…

Las plazas son limitadas y es necesario inscribirse previamente aquí.

Viernes 16, 19:00h en el C.C. Delicias – Charla «10 años más contra la violencia institucional»

Y claro, también tendremos tiempo de hacer un análisis de estos diez años (sin mirarnos al ombligo), reflexionar sobre lecciones y aprendizajes, seguridad, punitivismo… así como mirar hacia delante, escenarios posibles, el papel de nuestros espacios de lucha…

Para ello, queríamos contar con algunas de las personas que nos han ido visitando en estos diez años.

  • Jorge del Cura (Centro de Documentación sobre Tortura)
  • Alejandro Forero (Sirecovi / Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos UB)
  • CAMPA (Colectivo de Apoyo a Mujeres Presas en Aragón).

Todas las charlas serán en el Centro Cívico Delicias a partir de las 19:00.

Sábado 17 18-23h – Fiesta «Guateque antirrepresivo, fiestorro a bajo volumen, akelarre de salón y merendola solidaria de cumpleaños»

Y para terminar este aniversario, que mejor que una buena celebración. Desde las 18h en la Vía Lactea (C/Doctor Palomar, 25) y para ello tendremos en concierto a Crebazando Muros y otro que nunca falla, DJ Pendejo a los platos, que nos deleitará con sus excelentes vinilos. Nosotras pondremos el tapeo y la merendola, lo recaudado irá a la caja de resistencia del grupo.

¿Hay regalo?

Pues sí, tenemos una pequeña sorpresa. Presentamos nuestro libro/dossier «10 años contra la violencia institucional» que estará a la venta por 10€. Un repaso del trabajo hecho en estos diez años. Llevaremos ejemplares a todos los actos y si no puedes pasarte, puedes reservar el tuyo escribiéndonos un correo.

Aquí el epílogo para abrir boca:

Durante los últimos diez años, en el contexto de un arreglo temporal a gran escala y aún en curso, una riada de acumulación por desposesión concentra riqueza y poder dejando más y más víctimas en la orilla. Un mini-ciclo de ruido insoportable, propaganda bélica y “elecciones permanentes”, que consiste en decir cosas el 95% del tiempo y hacer nada en el 5% restante, para reducir nuestra capacidad de reacción a una simple sucesión eterna e inocua de lamentos (“huy, lo que han dicho”…). El medio es el mensaje y la verdad parece no importar. Recién nos estamos enterando de eso, comprendiendo lo grave que es y compartiendo la necesidad de hacer con las manos lo que nadie desde un sillón hará por nosotras – o mejor dicho: de evitar, con nuestras manos, que desde cualquier sillón se siga promoviendo o tolerando ese lucrativo crimen que lleva años perpetrándose contra nuestras condiciones de vida – incluso contra nuestra forma de morir, como saben las familias de las personas mayores abandonadas durante la pandemia de Covid-19.

Mientras tanto, “todo guay” en este estado de derecho que abandona los derechos. La concentración de riqueza expande la miseria. Una cadena de emergencias sirve de excusa para normalizar y explotar esa excepción permanente. Un ex-juez y ministro de Interior es señalado siete veces por el Tribunal Europeo de DDHH por no investigar torturas infligidas en procesos instruidos por su señoría. Pasarse por el arco del triunfo las sentencias europeas, los relatores de Naciones Unidas y los informes del Comité para la Prevención de la Tortura también es Marca España. El delito-comodín de enaltecimiento del terrorismo ha multiplicado por cuatro las condenas desde 2011. El racismo de estado, su ley de extranjería y sus variadas formas de encarcelar, expulsar y matar no han dado un solo paso atrás. Un saqueo de rescates y ajustes inauguró el ciclo y otro de fondos europeos y mafias corporativas continuará la guerra declarada por el mercado-estado contra todas nosotras. Una campaña de ilusionismo cosmético acompañó el primer saqueo y otra quiere gestionar el segundo. El período que comenzó con un 15-M protestando por derechos no debe culminar con un empacho de estiércol fascista, pero tampoco con otro fraude de anestesia pacificadora. Que ninguna campaña de márquetin vuelva a engañarnos: no es que no nos representen, es que no queremos que lo hagan. Nos representa la seguridad de los derechos de nuestras vecinas y no el derecho a la seguridad de quienes deciden y negocian con nuestras vidas. No confiamos en el consumo de hipocresía electoral que esconde la siguiente estafa ni en el despliegue de uniformes armados que esconden su número de identificación, sino en el alba de un día de huelga general, como escribió Margarit.

“Nuestra posición” es la de un grupo de trabajo autónomo, independiente (política y económicamente) de toda organización o institución, soportado por aportaciones anónimas a nuestra caja de resistencia y por el apoyo mutuo entre individuos y colectivos comprometidos con una pelea antirrepresiva que nos invoca a todas. Y permitidnos una reflexión: estamos convencidas de que ese “todo por hacer” pasa por cultivar y multiplicar todo tipo de proyectos autónomos, hechos con las manos, que se aparten del mercado y debiliten la servidumbre mercantil de las instituciones del estado. Sólo la gente ayuda, sirve y salva a la gente, salvando lo que nos hace sociedad de quienes quieren convertirnos en simple clientela.

La expresión “pelea antirrepresiva” ha llegado a ser utilizada como motivo de señalamiento y amenaza contra DDCC por parte de partidos políticos y medios de comunicación en repetidas ocasiones. “Pelea” funciona, en boca de los criminalizadores, como sinónimo de “terrorismo”. “Antirrepresión” funciona, en la neurona de los criminalizadores, como un tabú intolerable. La fábrica de violencia tiene prohibido hablar de la violencia que fabrica. Nosotras, por respeto y dignidad, no olvidamos ni perdonamos.

Hará no mucho, el presidente del gobierno declaró ante los medios que “la violencia es la negación de la democracia”. Menudo lío: un presidente arrojando piedras sobre el tejado del propio estado; un estado soberano que, con tal de no “negarse” a sí mismo, despliega más y más violencia (legítima, claro está) sobre sus súbditos; una masa de súbditos, que, cansada de retórica ciudadanista, tiene la oportunidad de revisar los errores del 15m y aplicar lo aprendido a la PELEA que nos convoca hoy. Si vale la pena “recuperar” esos derechos jamás ejercidos plenamente es con, por y para todas, incluidas todas y cada una de las vidas ausentes de las plazas hace diez años. Y todas significa TODAS.

No hay paz sin justicia. La justicia que queremos es social, no coactiva ni somnífera. La paz que queremos no pasa por más cárcel, más protocolos policiales, más cosmética participativa, más sumisión, más lavados de cerebro mediáticos o más suicidios. Tu enemigo no es quien sobrevive al mar, rebusca en la basura o te birla la cartera en el metro. Tu enemigo viaja en primera clase, vive amurallado, disfruta del panorama, exprime cada minuto de tu existencia y recoge los beneficios mientras te habla del peligro de las “avalanchas migratorias”, el “desorden social” o la “pequeña delincuencia”. Nosotras recogeremos la justicia y la paz que sembremos con nuestras manos, cueste el tiempo que cueste. Para eso estamos vivas. Se trata de nuestra capacidad de organizarnos en la rabia y el dolor, recuperando la definición de solidaridad que nos fue robada hace tiempo. Eso sí es un valor superior y no la poesía constitucionalista que permite seguir arrancando ojos, arrasando bosques, segregando niños, desahuciando familias, abandonando ancianos, quemando chabolas, asesinando migrantes, culpándoles de lo que haga falta, encarcelando pobres y arrojando cuerpos explotados hasta la muerte en la puerta de un hospital.

Esa violencia no amenaza su democracia.

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